Educacion Integral de la Salut

En los grupos presenciales realizamos sencillos movimientos -a veces con ayuda de pelotas o palos- y pausas con lo que activas espacios corporales y liberas sensaciones.

También mejoras tu propiocepción e interocepción (tu sentirte por dentro y por fuera) desde el bienestar y el cuidado con suavidad.

Autocuidarse es la capacidad que tenemos (y que hemos de cultivar) de cuidar-se, a una misma.

¿Cómo?

Hablamos de una destreza, que podemos desarrollar, relacionada con nuestros 7 sentidos (la neurociencia actual ya habla de 33! - ). A los habituales sistemas sensoriales primarios de visión, audición, olfato, gusto y el somatosensorial -antes conocido por tacto, eso de tocar y ser tocada-, hemos de añadir la interocepción (la capacidad de sentir e integrar información de nuestros sistemas internos en constante interacción) y la propiocepción (la capacidad de sentir y organizar la posición de nuestro cuerpo en relación con el contexto.

Así, cuidarse adquiere un sentido más amplio y profundo que incluye la escucha, los descansos, la ciclicidad... En los trabajos que propongo nos educamos en el desarrollo de estas capacidades sensoriales para completar la información consciente y tomar decisiones que propicien un "estar bien" completo. Eso que yo llamo muchas veces "muy mejor".

Cada ciclo de propuestas (ese que iniciamos en septiembre, reajustamos en enero y concluimos antes de agosto) parte de una situación personal (los recursos de los que dispongo y también las ganas, energías, apetencias...) y ambiental concreta.

Este ciclo está focalizado en la regeneración y la vulnerabilidad. O mejor aún, la regeneración desde la vulnerabilidad y no desde la fuerza o el empuje.

Los medios, las transiciones, las mutaciones... requieren de flexibilidad. Buscar cierto confort cuando las referencias han cambiado; cuando no nos reconocemos en el cuerpo, los gustos, las relaciones o cuando la vida nos recoloca de golpe (Sí, yo estoy alguna que otra de estas situaciones).

También se requiere de confianza en los procesos de la vida y el tiempo. No intervenir, escuchar, no-hacer. Esta confianza nos aleja de la idea de control, nos devuelve a la dimensión de quien requiere de protección, cuidados y supervisión mientras la salud inherente activa los mecanismos necesarios para reestablecer la homeostasis. Ese nuevo equilibrio que jamás será igual porque la vida ha tenido lugar.

Regenerarse. Re-generar-se.

Y mientras se contiene la hemorragia o se vence a la infección, mientras la herida está tierna y el proceso regenerativo se inicia, ayudamos mucho descansando, propiciando que algo mayor a nosotras tenga lugar (aunque no nos tenga en cuenta) para nuestro propio beneficio.

Vulnerable.

Sí, regenerarse es delicado. Nos deja expuestas a multitud de variables, con poca fuerza y poca defensa.

Sí, es abrirse a que la cura tenga lugar y en la purga surjan tóxicos de todo tipo.

Esta energía era la que estaba más presente en mí cuando planteé la propuesta para el ciclo 2024-25. No tenía ni idea del sentido que cobraría tras el 29 de octubre de 2024 cuando el agua arrasó parte de mi tierra. Se llevó por delante, literalmente, la vida de más de dos centenares de personas y miles de casas, campos, animales...

Dejó un poso de fango, lágrimas, rabia, miedo, frustración, abrazos, solidaridad, voluntarioas, esperanza, lucha... Algunaos incluso nos sentimos extrañamente afortunadoas rememorando lo vivido en el 1982 y en 1987.

Vulnerabilidad ha tomado una dimensión distinta conforme van pasado las semanas; al igual que descansar, acompañar, sostener... para la regeneración.

Todas las propuestas, el calendario, las colaboraciones están "in albis". Nos acercamos cada mes desde el corazón y el mesenterio. Brindamos el espacio, los tiempos y saberes de manera abierta para quien sienta que puede hacerle bien.

El autocuidado, los espacios, el sostén... son más necesarios cuando los procesos de vulnerabilidad y regeneración están siendo.

Salud